Los resultados en las organizaciones los consiguen las personas y sólo las personas. Si todos los colaboradores de, por ejemplo, la todopoderosa Apple se fueran, en poco tiempo desaparecería. Da igual lo grande, y fuerte que fuese en ese momento. Para empezar, se dejarían de hacer lanzamientos, de fabricar sus productos, de venderlos,.. Y en cuestión de días, ¡adiós! Las personas lo son todo en una empresa, o lo que es lo mismo, una compañía sin personas no es nada.
Si el motor de los resultados de una organización son sus personas, entonces la clave del éxito en la gestión tiene que pasar por potenciar la eficacia de los colaboradores. Cuanto mayor es la eficacia de los integrantes de una empresa, mejores son sus resultados a lo largo del tiempo. Las compañías que son conscientes de que mejorando el rendimiento de los colaboradores incrementarán sus resultados, y son consecuentes con ello, son las que estarán en disposición de ser más competitivas.
Los ejemplos de empresas de éxito que han basado su estrategia en gestionar la eficacia de los colaboradores, son númerosos. Es el caso de Microsoft, por ejemplo. Bill Gates tenía muy claro que la ventaja de la compañía no era desarrollar productos, sino desarrollar a las personas, que eran las que en última instancia generaban los productos. Pero no hace falta ser Microsoft. Otras organizaciones que he tenido la oportunidad de conocer, también han desarrollado un estilo de dirección y fomentado una cultura de eficacia entre sus colaboradores, que les ha permitido incrementar de manera sostenible sus resultados, porque han sabido buscar la mejora allí donde estaba: en las personas.
Potenciar la eficacia de las personas en una oportunidad estratégica de negocio y una fuente de ventaja competitiva sostenible de la empresa. Si queremos mejorar los resultados, ¿por qué no empezar por el principio?
¡Un fuerte abrazo a todos, y si queréis, en dos semanas nos vemos en el siguiente post!
Pablo Maella